Cinco: cuarenta y nueve, a eme.
Camión:
Ómnibus deMéxico
(Siento que voy en un ovni
o algún otro extraño transporte)
Observo
a través de esta inmensa ventana
cómo las nubes se devoran a la luna
para dejarme, otra vez, solo.
Los sonámbulos,
diría Aziz,
que viajan dormidos
no prestan, siquiera por lástima,
alguno de sus ronquidos.
Ahora:
Sin ruido
Sin luna
Sin ronquido
¿Cuánto falta
para llegar a esa tierra prometida?
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