sábado, 22 de diciembre de 2007

# 4

La última vez que pretendía salir corriendo de esta inmensa soledad, tropecé unas quince veces antes de amarrarme las agujetas. Tomé el teléfono y marqué el número de un prostíbulo que se encontraba cerca. Era necesario sucumbir los deseos infernales antes de morir en cama, solo, ausente del café matutino y el gato que ronronea en las orillas del balcón.

Odio tener que bañarme y saber que no estás. Esto de la rutina pretende saciar las ganas de algún ángel malvado, para verme acabado, viejo, delirante, íntegro para tomar la decisión correcta de saltar antes de tiempo y después ir a cagar. Mas el tiempo no avanza. Me estremezco. La cama con las sábanas de rodillas debajo de un santo, rogando aparezcas de la nada, te cobijes hasta la cintura; yo darle un pincel a una nube y comience a dibujar en ti.

El periódico advierte que será otro día igual que al de ayer, que al del día antes de ayer, que al del día antes de antes de ayer. Dejo el periódico para prender la televisión. Las elecciones primarias en Estados Unidos son un fraude, como siempre. Las profecías se hacen presentes: ¿Una mujer o un negro como presidente de los yunaited? Y yo me quejo de no tenerte. Cambiar de canales es lo mismo que cambiar de hoja en una de esas revistas de espectáculos o de gente fina simulando aparentar que la mierda es un lujo de pocos. Tú ausente.

Salgo por tener algo que hacer. Camino sin saber cómo, cuántos pasos, a dónde voy, qué hago; nada es justamente lo que consumo actualmente. Observo. Me trago el hambre del tragafuegos. Hago malabares con mis personalidades. Sujeto un bote para que me regalen cariño. Reporto entradas para el cielo (las del infierno se agotaron hace rato). Conduzco encabronado por llegar tarde al trabajo. Soy tantos de tanta gente consumida por sí mismos.

Vuelvo a donde nunca debí haber salido. Pongo música. Tomo el libro con el que tropecé. Caliento algo de comida. Me siento en el sillón. Enciendo el televisor. El chapulín colorado tomó su pastilla de chiquitolina. Me pongo a pensar: ¿Ahora quién podrá denfenderme?

lunes, 17 de diciembre de 2007

# 3

Hace falta una buena línea de coca o una pastilla de esas que te hacen vibrar la piel. Necesito despertar de este letargo que tengo por insomnio. Te fuiste hace más de 6 meses y sigo sin poder cambiar. Ahora me he vuelto más insoportable. Ayer cogí con una mujer que olía a perfume barato mezclado con sudor. Pagué 500 pesos por tener un sexo que nunca llegó. Hasta mi pene te extraña.
Hace falta una buena línea de coca o una pastilla de esas que te hacen vibrar la piel. Necesito despertar de este letargo que tengo por recuerdo. Miré fijamente el reloj para darme cuenta que besar un trasero sería como redimir mis pecados. Ahuyenté lo único bueno en mi vida. Salgo descalzo para entretenerme un poco.
Hace falta una buena línea de coca o una pastilla de esas que te hacen vibrar la piel. Necesito despertar de este letargo que tengo por vida. La noche es parte de ti, te come lentamente hasta que te conviertes en luna para vigilarme eterna.
Hace falta una buena línea de coca o una pastilla de esas que te hacen vibrar la piel. Necesito despertar de este letargo que tengo por muerte.
Haces falta tú para vibrar la piel y despertar de este letargo...

jueves, 6 de diciembre de 2007

# 2

Me da un chingo de risa que la gente intente sobresalir cuando no tiene ni la más remota idea que no puede con eso, es bastante para ellos. Los pobres ilusos no saben que en esta vida hay gente que nace para ser lo que es y otros para no ser lo que quieren ser.



la esperanza es un recurso ufano para los desamparados...

sábado, 1 de diciembre de 2007

# 1

Antes de empezar a intentar a escribir lo que se supone tengo que decir, porque ya ha pasado bastante tiempo sin hacerlo, y según yo, tengo que decir algo, es importante informar que no importa la opinión de lo que se publique aquí, ya que el osado alter ego de este animal no pretende quedar bien con nadie, ni siquiera con él mismo, sólo es una forma de evitar pagar la consulta por hora de cualquier insignificante siquiatra o sicólogo. Cabe aclarar que tampoco es una amenaza, el que guste leer: bienvenido; el que no: hay miles de blogs existentes en este mundo tan vacío y falto de identidad.


Hoy tengo ganas de decir:

- ¡Chinga tu madre! ¡Sí, tú!

: Ese que está parado en la esquina de la cuadra.
Ese que sale corriendo cada vez que puede.
Ese que se asusta y se hace pipí en los pantalones.
Ese que saluda con la risa hipócrita de las mañanas.
Ese que se cree jefe y no sabe siquiera que lo es.
Ese que pretende tener la fiesta, pero es todo lo contrario.
Ese que nos hace encabronarnos nomás de verlo.
Ese que no se calla la pinche boca.
Ese que no vale la pena mencionarlo.

Hoy tengo ganas de decir:

- ¡Chinga tu madre!






... no es justo cómo nos trata la vida, jojojo.