miércoles, 2 de febrero de 2011

Se cayó la luna en un charco



Mi esperanza se carcome sola
con dientes afilados en la punta del silencio
entretanto me hinco para entregarme a la soledad
como fiel sirviente de mi lado más pedestre

Veo las luces de la ciudad cómo se inyectan en mi piel
queriendo devorar la poca tinta que me queda
para escribir los versos que jamás dije
eso que aún tengo mi lengua intacta
y discurro en pensamientos vagos
que no buscan caminos ni huellas
sólo esperanzas ocultas bajo las miradas perdidas
porque profundizar en la eternidad de la vida
es darse un tiro en la sien
cuando apenas ibas a enterarte que habías ganado el melate

Camino como sonámbulo
entre los pasos de las demás personas
agrietado por los años que pesan
quid pro quo
a los segundos que me ha robado la muerte

y de pronto
con la inocencia más pura
veo a un niño queriendo agarrar la luna en un charco

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