Quisiera llevar el conteo de los días que se me han perdido durante este añoysepalamadre, siempre decido tomar el camino más complicado. Tal vez, la necesidad inherente que traigo de nacimiento o simplemente era el momento de tomar al toro por los cuernos. La vida es tan cagada que sabe cuándo darte un par de bofetadas pa que reacciones. Esta vez no fueron bofetadas, fueron un par de puñetazos que me dejaron noqueado.
Hace un par de meses comencé a tener cierta claridad, como dicen: mientras más oscuro más pronto la luz, no logro distinguir si sólo es una luciérnaga pasando frente a mí pa ilusionarme que todo va a estar mejor. Uno se vuelve tan espiritual en estas circunstancias que casi ando flotando de tanta meditación. Confieso que dejé hábitos que me sostenían. Sepulté costumbres que ya no me sirven. Me ahogué en un vaso de agua, hubiera preferido que fuera en Maza o en Los Cabos.
Es cierto que así es la vida, subidas y bajadas. Como cualquier drama, se necesita de ciertas chingaderas pa que accionemos. Se requiere la chispa adecuada, diría Bunbury. Tráiganme un mezcal, de favor. No me molesten, hoy escribo porque escribo. Siempre se trata de joder, joder hasta que se de. Nada es gratis y aun así hacemos fila. Tengo responsabilidad en mi cagadero, de vez en cuando se requiere un desmadrito.
Durante estas cuatro décadas de mi vida he sacrificado muchas cosas, algunas menos valiosas que otras, pero estoy consciente de lo que se trata. Se vuelve un martirio querer hacer entender a la raza de lo que (se) va. Soltar es un verbo que conjuga mejor en tiempos futuros, el presente siempre se aferra; el pasado, ni pa qué mencionarlo. Todo es consecuencia de nuestras decisiones, lo tengo muy claro y no me arrepiento de ninguna que haya tomado hasta el día de hoy. No es orgullo considerar que mi libre albedrío también es erróneo. Es de las señales más humanas que se nos concedió. La ventaja de equivocarse es que siempre se crea un nuevo camino.
El maldito algoritmo sabe de mi situación y avienta una cantidad incalculable de shorts, reels, tiktoks y demás sobre astrología, sicología, brujería, couchs de vida, pero nunca uno que diga dónde puedo remediarme con un par de porritos. Los dilers virtuales se han vuelto tan fresas que casicasi te piden hasta el curp pa poder consumir. Los veips se han vuelto el fruto prohibido de la cuatroté, a Claudia ya se le olvidó la eriza de cuando andaba en la sierra adiestrando guerrilleros. Aquí no pretendemos armar una revuelta, sólo buscamos alivio dentro del caos que nos consume en el díadía.
Junto un par de monedas y menfilo hacia el primer oxxo disponible, pago un par de caguamas, salgo triunfante. Ando a pasos porque el tiempo sesfuma de inmediato, estoy cansado de andar a prisa. Cuando uno se da cuenta que ya todo se fue por el caño, no queda más que limpiarse y seguir. La vida suele tener un dejo de ironía, creo reconocer la disyuntiva creada por la indulgencia alterna de un paralelismo circunstancial evocado por... tranqui, no crean que ya me tronó el casco, sólo quería recordar que también uno sabe hacerle a la mamada.
