Un solo tema, dos puntos de vista:
NUBES
Mi punto de vista en su blog:
El punto de vista de @MoonyTj , aquí:
TÚ Y LAS NUBES, OTOÑO
En mi cielo al crepúsculo eres como una nube
Y tu color y forma son como yo los quiero.
Pablo Neruda
Yo juraba que, como estrategia de supervivencia, chaleco
salvavidas y mecanismo de defensa; desde hace algunos años, había decidido
enamorarme de las nubes. Entrar en un idilio melcochoso y eufórico [sobre todo
en otoño] con sus formas, dimensiones y claroscuros.
Ver las nubes
e irremediablemente pensarte,
otoño.
Segura estaba que, para olvidar las penas terrenales, era
preciso mantener la mirada en alto. Abandonarse al embeleso que provocan sus colores en la puesta de sol. Y dejarse arrastrar por la marea de palabras
que brotan del alma, entre cirrus, estratos, nimbos y cúmulos; abonándole al
campo semántico de las historias suspendidas en la atmósfera.
Tengo tanta nube
entre las manos
¡si vieras!
Tanta nube entre
las manos
como para no
dejarte ni el último rincón de los sueños, sin nublar…
Como para que
vuelvas
cada vez
en busca de mi
cielo.
Así los años y el idilio se fue tejiendo a punta de
palabras y fotografías capturadas, con
el fervor de un beso robado. Mis amigos más cercanos, incluso, llegaron a
enviarme las fotos que tomaban en sus viajes. Según decían, al toparse con
cielos espectacularmente nublados, pensaban en mí. No voy a negar que tal gesto de cariño aún me
conmueve. Pensar que, de pronto y por mi causa, ya andan otros por la vida
mirando al cielo, me llena con la misma satisfacción que la mayor de mis
travesuras de infancia.
Esas nubes
gigantescas
bien podrían caer
sobre nosotros y aplastarnos
pero es tal su
gentileza y su compasión tan dulce
que no prestan
atención a la barbarie
de aquellos que
pasan el día
sin levantar la
mirada del suelo.
A la experiencia sensorial, se fueron sumando los
descubrimientos poéticos: ¡las nubes están en todas partes! Desde Neruda hasta
Becerra, sin omitir ¡jamás! a mi querido maestro Francisco Morales; encontrar
la palabra “nubes” en los poemarios de otros,
resulta un descubrimiento de lo más gozoso. Saberse cómplices en la mirada, en el asombro.
Sí, yo habría firmado mi declaración plenamente
convencida: este amor por las nubes es algo nuevo. Es la sublimación poética
que me rescata de la soledad; que sana las heridas del pasado a fuerza de un
gozo auténtico, pleno y tangible. Ah, pero justo hace unos días, me sacaron del
error. “Siempre te han gustado las nubes”,
afirmó un amigo que conoce mi trabajo fotográfico desde hace más de 15 años.
Él, responsable de montar mis fotos para exposiciones escolares en la
universidad, lo recordó con precisión. Las nubes siempre han sido mías. Algo
comparto con ellas: la tendencia al vuelo… la promesa de lluvia.
Sigo pues, andando la vida así, enamorada:
Pentagrama urbano
Levantar la mirada
y descubrir en el complejo pentagrama de cables, la canción de amor que el
invierno escribe
con nubes. Para mí.
Mónica Morales Rocha
@MoonyTj